jueves, 8 de abril de 2010

La Ciudad de los Sueños

Capítulo VI

–Está bien, tendré mucho cuidado –Dije dando por terminada la plática.
Comencé a caminar nuevamente internándome en el poblado, miraba las casas en silencio, parecían abandonadas pero en algunas se alcanzaba a escuchar notas de música interrumpidas por la estridente voz de alguna persona que se divertía cantando, esto me hacía pensar que estaba equivocado en mis pensamientos.
La vida recobraba su rutina diaria, y yo caminaba pensando en eso cuando en una de las casas vi a dos personas limpiando los vidrios de una ventana una y otra vez, pensé que alguna de ellas podría indicarme el camino hacia la salida, y me acerqué a preguntarle a una de ellas.
–Disculpen –Grité para que me pudieran oír las dos personas en el segundo nivel de la casa, era una pareja–. ¿Me podría usted decir si siguiendo este camino saldré del pueblo?
Las personas no me oyeron por que siguieron haciendo su tarea o al menos esa impresión me dieron, a lo que tuve que gritar de nuevo y nuevamente me ignoraron, creo que no me oían y así tuve que gritar de nuevo, hasta que la mujer me miró con cierta curiosidad pero al parecer no entendía lo que hablaba y acto seguido le hizo una señal al hombre indicándole el lugar en donde me encontraba, cuando el hombre me vio tiró el trapo que tenía en la mano y desapareció de la ventana, la mujer no se inmutó y continuó con la limpieza.
Unos instantes después el hombre apareció en la puerta quedándose en el quicio, se notaba un poco temeroso; estaba vestido con una playera sin cuello de color gris y unos pantalones de mezclilla, coronaba su atuendo con unos tenis y una gorra de un equipo deportivo que no conocía. Era blanco y tenía la cara muy roja, yo creí que era por el sol pero no se me ocurrió pensar que había estado en la sombra, sobre su rostro tenía un cubre bocas y sus manos las tenía cubiertas por unos guantes de plástico, no se me acercó cuando yo hice lo mismo para saludarlo.
– ¿Qué se le ofrece? –Me preguntó con una voz temblorosa.
–Solo un poco de información –Contesté de inmediato, bajando mi mano después del intento fallido de saludo, como suelo hacerlo con la gente desconocida. El hombre que se había quitado el guante había rechazado mi mano moviendo rápidamente las suyas hacía arriba en un acto casi instintivo.
–Le doy lo que quiera, solo le pido que no me toque por favor –Me dijo.
Me quedé estupefacto ante lo que me había dicho y en algún lugar había escuchado acerca de las fobias, pero no pude sospechar hasta que punto podían ser nocivas en el ser humano.
– Está bien, no se preocupe –Le dije con mucho cuidado–. Solo quiero saber si estoy en el camino correcto para salir de aquí, porque creo que me he perdido.
El hombre se me quedó mirando como si no me pudiera entenderme, por lo que hice el ademán de repetir la pregunta.
– Solo existe esta calle y debería llevarlo a la salida, como se debe dar cuenta no salimos mucho y por ahora preferiría quedarme aquí, no lo invito a pasar por que estamos haciendo limpieza –Me dijo con mucho nerviosismo y un poco atemorizado de mi presencia creo yo.
– No se preocupe –Le dije y me encaminé de nueva cuenta hacía la calle–, ya me voy y lamento haberle molestado, creo que esta calle me llevará a la salida. Muchas gracias por el informe.
– Debe tener mucho cuidado hay epidemias en estos lugares y muchas bacterias en el ambiente –Dijo el hombre mirándome muy raro y dándose vuelta hacía el interior con gran prisa.
–Bueno –Pensé, cada quién con sus manías–. Sólo deseé salir de ese lugar lo más pronto posible y aunque no lo sabía, aún me faltaban algunas cosas por vivir.



Copyright © Eugenio.– Todos los derechos reservados

No hay comentarios: