sábado, 29 de diciembre de 2012


Te he esperado mucho tiempo
las orillas de la ventana ya no existen,
me he vuelto a la ceniza una y otra vez,
en las horas ya no está el eco de mi voz,
ni la distancia parca que mide los tiempos.

Se ha hecho de noche,
el día es un vil recuerdo de lo que fuimos,
el momento se aplaza una y otra vez en las sombras
agazapado como cualquier felino en acecho.
Hay paredes que sobreviven al holocausto
cuadros que no se acaban, memorias.

Hay una taza de café en la mesa
seca como las hojas de este otoño sin fin.
Las olas de un mar abierto que nos llama
se arrepiente, siempre lo hace en la nostalgia
se las arregla considerando las pequeñas circunstancias
para sobrevivir al minuto siguiente.

¿Te has dado cuenta de eso?
En el rincón donde estamos hay huellas que no terminan
se agolpan en las sienes como las ideas y duele.
Hay gente allá afuera que baila a la vida
los sonidos de su guitarra juegan a ser yo,
¡Qué frágil es todo esto!

En mis manos su cuerpo tiembla
entre las hojas que deja caer sin fin
el viento se extiende, llora y deja caer los recuerdos,
la primera vez que la aurora se acerca, se da vuelta,
me abraza y me aleja del sueño aciago.

Se queda al final, en esos cuadros interminables
se aferra, tiene deseos de perdurar
en mi memoria…

Eugenio
Diciembre 26, 2012


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