lunes, 2 de febrero de 2009

A Zaira...


A la chica que ayer estuvo conmigo…

Este desear que no se quita de la mente
me lleva a pasos y a ratos al placer de mirarte,
de tocarte, de posar mis labios en ti,
en tu cuerpo duro como el aire,
y como el aire, delgado.

Pasión que se cubre de mil colores.
Y tú yaces abrazada a mi cuello, en la cama, distante,
distante de mi y de ti, de los muebles que nos miran
mudos como yo, robándose el misterio del humo
-que no hay.

Hoy te recuerdo entre las palabras que no dijimos
los silencios que inventamos con suspiros,
gemidos que no cesan entre tu cabello y el mío,
olas de mar entre la gente que indiferente se yergue afuera,
ignorantes del pantalón, la blusa y la luz mortecina
en el suelo, tendidos.

Eres incógnita, de nombre diferente,
bruja, sencilla ilusión que se pierde en la tarde
y en el tiempo de una entrega.
¡Oh, diosa del amor!, a ti me entrego sin reservas
a ti te maldigo por llevarme en las alas del placer
y te perdono,
y te bendigo como lo que siempre has sido, mujer.

Todo vuelve a ser uno mismo,
y se queda perdido en el tiempo
y en el nombre que te acompaña
y fue hombre y dichoso por tenerte un momento
por estar contigo…


Copyright © Eugenio.– Todos los derechos reservados

4 comentarios:

Bibiana Poveda dijo...

Este poema siempre me gustó, Euge, por la delicadeza con la que tocás el tema, el corazón que le ponés, el sentimiento.
(no me gustó la foto... pero bueno, sobre gustos... prefiero tu poesía!!!)
Un abrazo, amigo, y que estés bien. Un gusto leerte y compartir.

maria magdalena dijo...

Creo que tienes miedo de enamorarte ,es bella tu poesía

Eugenio dijo...

Gracias mi quierda amiga, es un gsto encontrarte y saber que mis letras te gustan.

Un beso

Eugenio dijo...

Gracias Magda, por estar entre mis letras y saber que te han gustado.

Un abrazo y un beso