sábado, 28 de febrero de 2009

Eighties Bar (Capítulo IV)

La abeja se acercaba velozmente a la oreja de mi compañero y todo sucedió tan rápido, desde que le hice una señal para que estuviera tranquilo y evitar así el aguijonazo, hasta que la abeja apareció por su oreja contraria. No sé si sólo fue una ilusión mía, o la abeja voló por atrás de mi nuevo amigo o realmente atravesó su cabeza de un lado a otro ¡sin que él lo notara y siguiera tan tranquilo como estaba hasta ese momento!, el insecto estuvo revoloteando por algunos instantes en la ventana, después se aparto de ella y voló sobre mi cabeza en forma de círculos para finalmente alejarse.
–Dime, ¿por qué la tristeza? –Me preguntó el hombre sin darle importancia a lo que había sucedido momentos antes–. Hay algo que te perturba y no te deja tranquilo.
–En realidad si –Contesté.
Pero en el fondo pensaba que este hombre no tenía ningún derecho a saber lo que me sucedía y sin embargo, había algo que me empujaba a contarle el motivo de mi tristeza y desesperación que se adueñaban de mí lastimando mi alma sin compasión. No sé si fue porque era un desconocido o simplemente buscaba la mejor salida para mi pena, siendo esto último lo que me llevó a confiarme en este hombre. Comencé entonces mi relato, no sin antes advertirle que en agradecimiento tendría que contarme la historia de su amigo.
–Aquí tienen sus bebidas –Dijo el mesero cuando llegó trayendo las dos copas que habíamos pedido. Antes de comenzar con mi relato, le di un buen sorbo a mi bebida como queriendo tomar aparte del alcohol, un poco de valor, y así poder contar mi historia a mi compañero de mesa – ¡Salud! – exclamé.
–Todo empezó cuando terminé mis estudios de licenciatura – Comencé –, ¡al fin era ingeniero!, ¿puedes imaginar lo que eso significa?, ¡un flamante ingeniero!, ¡lo que siempre había soñado desde pequeño!, en aquel entonces me quería comer al mundo entero. ¡Ingenuo de mi!, aún me faltaban muchas cosas por vivir, y la vida, me las mostraría cruelmente. Comenzó entonces mi peregrinar por diversas empresas que ofrecían empleos, pero tal parece que sólo eran puros espejismos. El primer obstáculo al que me enfrenté y al que sigo enfrentándome hoy en día es al de la experiencia, ¡eso es lo que se vende hoy en día!, es una paradoja, sino tengo trabajo no tengo experiencia y viceversa, ¿cómo la consigo? En algunos puestos me piden certificaciones y diplomados, pero eso cuesta demasiado y si no tengo trabajo por consiguiente no tengo dinero y entonces ¿cómo puedo superarme? En otros me ofrecen un sueldo irrisorio que no me alcanza más que para agonizar de hambre y eventual, en algunos puestos, si no se cubre el perfil al cien por ciento ni te presentes por que ni se toman la molestia de voltear a verte aunque puedas hacer el trabajo. ¡Es un caos todo esto!.
Apenas hace unos momentos he tenido una entrevista de trabajo. Verás, hace ya algunas semanas dejé currículo en una empresa, postulándome para un puesto, me llaman ayer y me dicen que me presente hoy a entrevista, así lo hago, me entrevisto con una “licenciada” según ella, la cual me pregunta mi nombre y para que puesto me estoy postulando, ¿cómo es eso posible?, si ya habíamos confirmado la cita y creo yo, debería tener mi archivo a la mano, además del tono de la voz –déspota– y la mirada, tal parecía que le estaba pidiendo limosna.
Es cierto que me estoy muriendo de hambre, que de las múltiples entrevistas que he tenido, en ninguna me he quedado. Es cierto que he pensado que el que está mal soy yo, que soy un bueno para nada. También es cierto que he pensado en que me han hecho brujería y que he recurrido a brujos para que me hagan infinidad de limpias, pero todo ha sido en vano y todo sigue igual, no consigo trabajo y mi dinero ya se terminó.
–Y ¿ella que te dijo? –Preguntó el hombre interrumpiéndome, redirigiéndome al tema central de la plática.–Después de decirle para que puesto iba –Contesté–, revisó mi currículo, me preguntó que licenciatura había obtenido, le respondí que ingeniería en comunicaciones y electrónica. Entonces se me quedó mirando como sorprendida y con la misma mirada despectiva de antes

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