No basta morir, dejar de respirar voluntariamente
o meterse una bala en la cabeza, no basta.
No basta dejar que los gusanos beban mi sangre y deambulen
como vagabundos por mi carne
o que mis huesos se hagan polvo y se esparzan
por todos los caminos que he andado,
en esos lugares en que he perdido la memoria
en esas memorias en que alguien desconocido tal vez,
me reconozca .
No basta cerrar los ojos para morir,
ni que las reglas de este vivir se quebranten o se olviden
y regados, el polvo de mis huesos por infinidad de vientos
y mi carne en cualquier tierra y mi memoria en el mar,
¡qué no me basten!, ni me baste tu perfume en las flores
o dejar el cruel respiro, ni abrir los ojos a la luz
-hojas de otoño entre todos mis tiempos-,
inéditas sombras de carmín bajo tus labios.
No señor,
¡qué no me basten!
para tenerte, conmigo.

He dejado mis pasos / al borde del camino / en la tarde las hojas caen / los pasos no son cortos ni largos / sólo son pasos, / sin rumbo fijo / mirar siempre se hace difícil,/ siempre sin querer tomar el mismo rumbo / el sol se detiene un poco / deja su huella en un poco de calor. // Dejo mis pasos / sin esperar a que el calor los olvide.
viernes, 20 de febrero de 2009
No me basta
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Ni la muerte, ni nada!
"Polvo serán
mas polvo enamorado".
¿Por qué será que tantas veces involucramos la muerte con el amor?
No lo sé.
Bellísimo poema, mi amigo.
Un abrazo grande!!!
muy muy lindo..
Qué pasión desenfrenada,qué locura,qué amor tan sublime. No haypalabra para tanta belleza.
Publicar un comentario