Para matarme,
déjame tendido en el cuarto de abajo
donde la razón no existe
y el frío llega sigiloso entre sombras.
Yo sé lo que eres,
razón de un suspiro quedándose atorado
entre los minutos que se alejan en mis manos,
entre la llama tibia del alma que crece
y se acomoda entre el vaivén del tiempo,
yo sé lo que eres.
Para matarme,
déjame solo allá, donde se cuece el olvido
y no digas palabra alguna, no mires, no hables,
sólo déjame en el sinsentido, en un cuarto a solas
conmigo mismo.
Yo sé lo que soy,
un mortal de la memoria
recuerdo -diría en alguna ocasión olvidada-,
la mano que gira la cerradura de tu piel cansada
de la soledad entre las piernas,
yo sé lo que soy.
Y me conozco y te conozco
y sé, que me dejarás vivir…
Eugenio
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5 comentarios:
Un poco triste tu poema, Eugenio, pero muy tierno. Abrazos
tramposo....!!!! cadencia triste, para un final de incógnitas, pero no tanto: hay un conocimiento del mutuo quehacer del amor.
hermoso, euge.
un abrazo, mi amigo!
Me parece que te matan de amor...
Besos.
La tristeza ha entrado a tu corazon, espero que no se quede mucho tiempo, merece ser feliz y estar alegre. un beso.
De una u otra forma el conocernos nos da para escribir e interprtar lo que para muchos es difícil de observar.
Grandioso volver a leerte Eugenio, un abrazo fuertísimo.
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