domingo, 17 de mayo de 2009

En la orilla del agua...

En la orilla del agua estaba su pelo
y decía sin saberlo
en su mirada de pájaro al vuelo:
-Mírame, bésame, deseo-

¿Con qué fuerza crece la raíz del árbol,
con qué fuerza penetra en la tierra,
cobija natural de toda vida?
Con qué fuerza penetras en mí
en la tierra que hace de mi vientre,
mi alma

En la sombra del agua como tantas veces,
estaba su canto,
inmemorial melodía entre los rayos del olvido
y de un sol caucásico que nubla miradas
a través de gotas de rocío.

¿Qué se puede decir cuando se hace el surco,
qué, cuando se abre la tierra de tu abdomen materno,
y cae el rayo y el trueno se hace oír en las infinidades
del arbitrario cielo,
y el agua brota inacabable, insaciable de la sed de amor
que tengo?

Sólo el silencio es lenguaje aceptado
diciente de infinitas lenguas que no terminan,
nunca acaban.

En la orilla del agua estaba la soledad
pintada de labios de carmín
y al borde de las cosas que digo,
no había nadie más, sólo estabas tú,
sólo estabas tú…

Eugenio


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1 comentario:

Zarela Pacheco Abarca dijo...

A veces solo nos basta ver el otro lado y ya nos sentimos acompañados