lunes, 15 de noviembre de 2010

El paso de los días...

Deja que te olvide
no me hables, no me pienses, no me sientas
no cierres los ojos de leche materna
ni te recuestes a un lado mío
en la noche eterna.

Déjame olvidarte
como el cuerpo se olvida del alma
en la muerte absorta que en silencio
suspira.

Somos un río que eternamente se sonríe
cuando por el árbol, se resbala.
La sombra se calienta entre tus manos
y yo me olvido ya, sin nada
sin nada.

Sé que es inútil, después de tanto
tu recuerdo crece en mi almohada.
Eres el rocío que acaricia la planta,
al alba te meces en el aire y pasas delante de mis ojos
con tu andar y tu danza.

Yo soy el martirio que no sabe darse por vencido
no sabe darse por vencido
y te recuerdo
y te tengo en un lugar prohibido.

Lento me descompongo a veces
entre las moscas que rondan mi cuerpo
entre el tumulto del tiempo

tu rostro
tu rostro que no me olvida,
se tiende en el cielo ufano
y abres los ojos
y me miras.

Deja que te olvide amor,

con el paso de los días…


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